Independientemente del tamaño de una empresa, las finanzas corporativas se encargan de su adecuada gestión. Es una de las disciplinas clave de las finanzas que ayuda a mantener un buen flujo de caja, optimizar las inversiones necesarias para el buen funcionamiento de la empresa y elegir las mejores opciones de financiación, entre otras cosas. En otras palabras, se encarga de todas las decisiones empresariales, incluido el uso del capital para aumentar el valor de la empresa.
Somos conscientes de que este aspecto de la gestión empresarial es crucial para tomar decisiones que nos ayuden a alcanzar los objetivos predeterminados, ya sea ampliar la empresa, recaudar fondos adicionales o comprar nuevas empresas. En consecuencia, para que cualquier forma de organización crezca y se consolide, es crucial una gestión adecuada de la misma.
Así pues, el principal objetivo de una gestión eficaz de las finanzas empresariales es maximizar la creación de riqueza, en particular para los accionistas e inversores. Se trata de adquirir los recursos económicos necesarios y distribuirlos allí donde produzcan el mayor beneficio. Naturalmente, se seguirá un plan bien elaborado, basado en principios de inversión que garanticen el éxito del proyecto a largo plazo.
Las decisiones esenciales que se toman basándose en el análisis de las finanzas empresariales abarcan diversos ámbitos operativos. Entre ellas se encuentran las decisiones de inversión, cuyo objetivo es asignar recursos de la empresa a actividades rentables, incluida la compra de maquinaria o equipos concretos. El objetivo es determinar si la inversión puede realizarse y evaluar su rentabilidad para garantizar que el costo sea inferior al capital invertido y que su rentabilidad produzca los beneficios previstos.
Otra área de acción crucial se refiere a tomar las decisiones correctas para la financiación y el crecimiento de la empresa. En resumen, se trata de evaluar la viabilidad de la inversión y determinar si el dinero será aportado internamente por la empresa o externamente por instituciones financieras.
Las decisiones sobre dividendos y rendimiento del capital son otra función, aquí se encargan de determinar si hay que repartir dividendos a los accionistas o, por el contrario, retenerlos para que la empresa pueda crecer, desarrollarse o realizar inversiones adicionales. Mantener la estabilidad financiera de la empresa y la fe de los inversores en su crecimiento constante debe ser siempre el objetivo, sin sacrificar la capacidad de crecimiento de la empresa.
Con el fin de lograr el mejor desarrollo potencial de la empresa para que pueda seguir añadiendo valor, las finanzas corporativas consisten esencialmente en obtener recursos financieros para la organización y asignarlos de la manera más eficaz.